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“Mi pareja y yo nos casamos las dos con falda, para que mi suegra visualizara que éramos dos mujeres”

“Mi pareja y yo nos casamos las dos con falda, para que mi suegra visualizara que éramos dos mujeres”

Ana Iborra. Un hombre de la mano de otro hombre, una mujer besando a otra en el banco de un parque, una persona que se cambia de sexo, otra que se enamora de hombres y mujeres por igual. Según Carmen G. Hernández, portavoz del movimiento LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) para comprender estas realidades y huir del prejuicio es necesario entender y diferenciar dos términos: la orientación sexual y la identidad de género.  Entendemos como orientación sexual hacia qué género está orientado el deseo de una persona mientras que la identidad de género es con qué género se identifica una persona, independientemente de su cuerpo de hombre o de mujer.

El origen de todos los estereotipos y prejuicios son los valores que nos enseñan desde pequeños. Carmen lo ejemplifica así: cuando nace un bebé, si nace niña se le compra una “mochila” de la Barbie y si nace niño se le compra una de Actioman. Esas mochilas metafóricas son el continente de todos los valores que se nos inculcan desde niños respecto a los géneros y a la sexualidad: “Estos valores son los creadores de muchos de nuestros traumas” asegura. Son los tipos de valores que dictan cómo nos tenemos que sentir, vestir, peinar, sentar y con quién nos podemos acostar.

Carmen, según ella misma, alias “la contexto”, cree que la venida de la democracia a España supuso un cambio de actitud grandioso en la sociedad que empezó a cambiar la percepción de estos colectivos, pero “aunque la situación ha mejorado, los prejuicios siguen existiendo, pero son más sutiles”. Esos prejuicios sutiles, causados por antiguos valores aún arraigados, son los que crean comentarios como “Mi primo es gay, pero es muy hombre”, como si la condición de homosexual tuviera algo que ver con la hombría de la persona. He aquí una confusión común entre los términos orientación sexual e identidad de género.

Este tipo de prejuicios y estereotipos se plasman en los medios de comunicación, que pueden ser una herramienta poderosísima tanto para difundirlos como para cuestionarlos. Un ejemplo que pone Carmen es la típica foto del día del Orgullo Gay, en la que siempre aparece el que se pasea en tanga, en lugar de mostrar la gran diversidad de la gente que se manifiesta. El nombre del día “Orgullo Gay” es una batalla que Carmen considera perdida. Ella preferiría que se llamara día del Orgullo LGTB, ya que el término “gay” no representa a las lesbianas (sino que las invisibiliza como ocurre con las mujeres en el lenguaje corriente) ni representa a los transexuales (que no tienen porqué ser homosexuales) ni tampoco representa a los bisexuales.

Carmen se ha casado con su pareja, Lorena, recientemente. Lo explica en su blog: Carmenghernandez.wordpress.com. Ella y su pareja tuvieron que casarse las dos con falda “a pesar que hacía un frío que pelaba” para que su suegra visualizara a las dos mujeres casándose, ya que la madre les había preguntado angustiada “¿y quién irá de blanco?” temerosa de que su hija asumiera el rol de hombre. Otro ejemplo de confusión entre orientación sexual e identidad de género. Al final la suegra aceptó: “Pues quién no lo quiera entender, que no lo entienda” para gran alegría de Carmen.

Ante este tipo de avances, Carmen resalta su importancia con la siguiente reflexión: “Cada vez que se consigue un aumento de derechos , no solamente las minorías se benefician, la mayoría también sale beneficiada” 

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